Comentario
La agricultura constituye, pese a la pujanza de nuevas formas de relación económica, como la industria o el comercio, la actividad básica de las sociedades del siglo XVI, ocupando en ella al mayor contingente de población. El incremento de la población obliga a roturar nuevos campos, no a intensificar las técnicas productivas, extendiendo el cultivo hacia áreas marginales. Fue un proceso expansivo, no intensivo, por cuanto no se introdujeron innovaciones importantes ni cambiaron las tradicionales estructuras y formas de cultivo. La ganadería y la pesca también se verán beneficiadas con el aumento de la mano de obra y, al mismo tiempo, tendrán que alimentar a una mayor cantidad de efectivos.